CAFÉ NEGRO, LA FAMOSA TRADICIÓN
No recuerdo exactamente desde cuándo empecé a tomar café y a amar esta bebida… ahora que lo pienso creo que fue desde siempre…. en mi niñez mi abuela hacia la famosa esencia y que con solo recordarla me trae aromas y recuerdos tan gratos de mi infancia luego, pasamos al café soluble de distintas marcas, y para las ocasiones especiales por supuesto no podía faltar el café de chuspa, eso era un requisito, que café? Pues los más comerciales y creo que muy conocidos por todos.
El denominador común en relación al café siempre fue: entre más fuerte es mejor, el café debe ser amargo, y negro como la noche. Así es como crecí, pensando que eso es el café, claro eso era lo que conocía, la historia que me contaron de esta bebida que me ha acompañado toda la vida.
En el 2014 cuándo esta aventura empezó, investigamos mucho, estudiamos mucho, aprendimos mucho, y empecé a cambiar mi idea del café. Entendí que la amargura es sólo una de las características del café, pero no la más importante, que el café también es dulce, salado y ácido; entendí que los procesos del café deben ser en exceso cuidados para no perder esas características que los hace únicos de acuerdo a su variedad y origen. Que un tueste demasiado obscuro para obtener el color negro como la noche, simplemente lo hace amargo y bloquea todas sus otras cualidades.
Entendí que un café de especialidad nunca va a ser el negro como la noche, va ser obscuro pero brillante como una noche estrellada, de esas que te sorprenden, que te enamoran, que te seduce con sus sabores y te invita a seguir probando, a seguir aventurándote.
Un buen café no es el más amargo, es el que combina la amargura con cientos de otras características organolépticas, de manera que cada taza te va a permitir experimentar diferentes sensaciones y emociones, cada taza encierra su propio mundo. Claro siempre que no lo bloquees con una cuchara de azúcar.
Personalmente a mi me encanta el post gusto ácido que me dejan los cafés con características frutales, me recuerdan la mandarinas y limas de perucho, evoca siempre el recuerdo de mi abuela, aunque ahora ya no tomo su esencia, porque simplemente hay tradiciones como estas y muchas más que por tradiciones no se deben mantener, las podemos cambiar en función de como nos vamos educando, y evolucionando como humanidad.
En fin, al final del día como dice mi esposo, el mejor café es el que más te guste, pero creo que siempre es importante decidir con conocimiento y bien informado.
- Sidra